Memoria del 4 de enero de 2019
Los cuatro de enero pueden acercarse tanto a la despedida
que presumen su dolorosa e inquietante estadía.
También vienen a preguntar,
a desenredar a la alegría de la maraña de la injusticia,
a salpicar de mierda,
a vaciarse el hígado.
Si no fuese por la pregunta,
no se salvarían de mi memoria.
Los cuatro de enero, como dije, tienen preguntas
y también una alegría tozuda
intentando salirse de la más penosa de las penas.
Afán de una alegría como si de un niño pícaro se tratase,
a hurtadillas de la más adulta existencia,
sin permiso,
insistencia traviesa
sin permisos
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