cinco y treinta
5:30 am
cinco con treinta centavos
cinco... treinta, años
cinco posibilidades en la escala
treinta tropezones
treinta posibilidades en cinco desiertos.
La alarma sonó cinco veces,
la escuché de lejos
como se escucha el río desde esta ventana
y no pude apagarla.
Predije el aguacero
cuando sentí el viento
y tuve la inmensa certeza de la caída de aquel árbol.
Vi ante mis narices explotar el tronco del oregón
corrí montaña abajo para salvarme,
me burlé de la suerte,
caí en sus derroteros.
Treinta ánimos después
reflexioné el peligro;
cinco depresiones profundas
arrastré la bolsa, hasta romper el hombro
y caer de rodillas ante el desgarro.
Una vez desparramadas en el suelo:
la miseria, la ira, la ausencia
se impulsaron y rodaron treinta noches
empañando vidrios que dibujaron con el dedo.
La miseria me hizo pobre de versos.
La ira me quitó los dientes en un bruxismo.
La ausencia me hizo una mar de distancia.
Côte - Du - Nort un abismo.
5:30 pm
cuando el sol brillante del último febrero
no dió oportunidad a la sombra
pero configuró mis manos de tal formas,
empecé a señar, a hablar con las manos
y
ya no más silencios, porque encontré tu costa.
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