De la escritura


Si la literatura reconoce al niño lector, el niño reconoce su trazo lector y su trazo escribe mundos sentidos, repletos de significados. Entonces, múltiples posibilidades se abren al mundo; a ese mundo que a veces no lo reconoce, que lo censura, que lo aplasta. Esta es la buena noticia: el niño que lee, escribe su propia historia y participa con los otros en la creación; es de este modo cómo se transforma el mundo.

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