Habitar
Nadie permanece igual
después de la lluvia
de la rata y su orina volátil
de la garganta seca y la lengua blanca.
Nadie obtiene la gloria
ni calza los mismos zapatos.
Del maitén caído en noviembre
se aprovecha la gata para afilarse las uñas.
Habitar poéticamente un instante
escurrirse del mundo y sus violentos
nadie permanece igual después del absurdo cotidiano.
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